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miércoles, 3 de septiembre de 2025
Viñeta del lector 126#
domingo, 24 de agosto de 2025
Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, de Pablo Tusset
ISBN: 9788489618626
Idioma: Castellano
Número de páginas: 319
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 19/03/2001
Medidas: 22.0 cm x 15.0 cm
Autor: Pablo Tusset (pseudónimo)
Título; Lo mejor que le puede pasar a un cruasán
Sinopsis:
¿Qué ocurre cuando Pablo Baloo Miralles, treintañero inadaptado y vacilón, holgazán, misógino, prostibulario, además de pariente pobre y conocido filósofo en la Red, se topa de hocicos con el misterio en un barrio pijo de Barcelona? A bordo de un deportivo con aire de pantera Bagheera, y con un humor inteligente, excéntrico y mordaz, Miralles nos conduce por una intrigante trama salpicada de alegrías etílicas, escarceos venéreos y páginas Web de dudoso contenido: el esclarecimiento de la repentina desaparición de su hermano, The First, presidente de Miralles & Miralles, la próspera empresa familiar. ¿Una fuga con la amante?, ¿la venganza de algún competidor estafado?, ¿un secuestro? Siempre de la mano de este tan impresentable como simpático Baloo de entre siglos, conoceremos a muchos personajes pintorescos: Gloria, la cuñada alcohólica con veleidades literarias; el patriarca Miralles, «difícil síntesis entre Winston Churchill y Jesús Gil»; el iracundo John, profesor de ontología en Dublín y coautor de una Teoría de la Realidad Inventada a medio postular; o la inefable Fina, heroína naïf de busto meritorio, cuyas aspiraciones románticas sobreviven a cualquier desaire. Pero lo que empezó como una misteriosa desaparición irá adquiriendo calidades oníricas y terminará llevando a nuestro Pablo Baloo hasta la Fortaleza: una invisible ciudadela incardinada en la entraña misma de esta nueva Barcelona de los prodigios.
Por qué este título...
"Lo mejor que le puede pasar a un cruasán es que lo unten con mantequilla; eso pensé mientras rellenaba uno abierto por la mitad con margarina vegetal de oferta, me acuerdo. Y me acuerdo también de que estaba a punto de hincarle el diente cuando sonó el teléfono".
Este libro lo leí por recomendación de G, a quien le había volado la cabeza. O al menos, eso creía: resulta que no lo había leído, solo le había parecido curioso (me siento engañada). Es lo que pasa cuando pones un libro en pendientes y no lo tocas hasta muchos años después: una olvida qué le impulsó a comprarlo.
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Lo de arriba parecen fresas. No sé qué pintan |
Pasando a hablar de Lo mejor que le puede pasar a un cruasán: bien, no sé quién diseñó la portada, solo sé que ese día no iba muy fino. Ni ese ilustrador ni ninguno de los que contrataron después, porque no hay ni una portada buena. Lo sé bien: antes de comprar el libro, intentamos elegir la portada más bonita (G quería tener a su autor favorito en la mejor edición [?]) y esto era lo más decente que había.
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Esta está diseñada por el propio autor |
La novela tiene un tono cómico, no hay ninguna duda; otra cosa es que a mí me haga gracia. Si tuviera que definirlo, diría que es un humor muy español, con situaciones distendidas, algo de comedia física, escatología y un lenguaje muy coloquial. Esto último ha sido para mí lo más destacado de la obra: el autor domina la jerga de la calle y hace un gran uso de los vulgarismos (gazuza, agramante, empapuzar, relojear, giñada, estozolar, acogotar, fistro). Normalmente, las obras que reflejan el lenguaje coloquial se limitan a algunas apócopes (pasao por pasado, ta por está) y al abuso de los insultos más comunes; aquí encontramos localismos hispanoamericanos y de zonas muy concretas de España. Tiene mucho mérito este dominio del lenguaje español por parte de un autor catalán, aunque al mismo tiempo es un poco extraño, porque el personaje vive en Barcelona y no parece de ascendencia latina: no tiene sentido que hable así.
Todo este coloquialismo contrasta con el uso de tecnicismos y un lenguaje elevado en algunas ocasiones (condicionales contrafácticos, dentro de la compunción a la que las luctuosas circunstancias obligaban, retropucio, pacata, deletéreos). Pablo no es un vividor cualquiera, sino un vividor instruido, filósofo de afición. Por eso, la narración en primera persona va alternando entre un lenguaje más o menos formal según la situación. Con tanto palabro, he de admitir que me he sentido un poco perdida; pese a ello, he disfrutado de descubrir nuevas palabras.
Los secundarios son tan estereotípicos y planos como el protagonista. La Fina es un ejemplo de cómo las mujeres también pueden llevar una vida como la de Pablo, vagando de aquí para allá sin madurar. Me ha gustado que, pese a los rumores, no salieran juntos, sino que solo fuesen buenos amigos que se comprenden muy bien; cualquier otra obra hubiera optado por un romance. Gloria, la cuñada, también me ha gustado, no solo porque sea un personaje femenino positivo, sino porque es una mujer fuerte que ha sabido sacar partido de sus circunstancias y montarse la vida lo mejor posible.
Teniendo en cuenta lo comentado hasta el momento, puede que os preguntéis por qué seguí leyendo, ya que para palabras guachis podía leer el diccionario. Lo cierto es que fue por inercia: si la obra hubiera sido más larga, posiblemente la hubiera dejado. También es verdad que el tono ligero acompaña, que hay muchas escenas cotidianas y familiares, y que, pese a la jerga incomprensible, es bueno de digerir.
El final sí que me sorprendió, no porque haya un gran giro de guion, sino porque, en lugar de inclinarse por el idealismo, la obra prefiere ser coherente con el personaje que nos habían presentado. Me pareció un final valiente que no dejará contento a todo el mundo; sin embargo, prefiero eso a un cambio surgido de ninguna parte.
En conclusión: supongo que esta novela está siempre de segunda mano porque a nadie le interesa. La trama de tintes costumbristas y el tono humorístico hacen que la novela sea entretenida, por mucho que no vaya a ninguna parte. La combinación entre jerga de la calle y lenguaje intelectualoide está graciosa, pese a que puede hacer que a la lectura sea pesada. El protagonista es cuanto menos curioso, sin embargo, la época de los personajes planos pasó hace mucho. Seguro que la obra tendrá su público (G es un gran fan [?]) y que el humor encajará con algunos lectores, pero no es mi estilo. También hay que tener en cuenta que esta fue la primera obra del autor; quizás la otra que tengo me parezca más resultona.
Cosas que he aprendido:
- Palabras guachis
- Un buen ejemplo de conversación por chat
- Reafirmarme en que la gente no cambia de la noche a la mañana
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads
:PUNTUACIÓN...2'5/5!
Primeras Líneas...
lunes, 18 de agosto de 2025
Visto en las redes 73#
¡Hola a todos! ¿Cómo va todo? Yo, contenta de que haya llegado el verano. No por el calor, claro, ni por las vacaciones que no tengo, sino porque hemos puesto horario de verano y la biblioteca está mucho más tranquila. Ahora tengo un poco más de tiempo para dedicar al blog y a escribir reseñas, que es justo lo que necesitaba.
En fin, paso a presentar la entrada. Para los que no lo sepan, esta sección me gusta mucho porque da pie a muchos debates (aunque no os veo muy por la labor de debatir), así que, pese a que lleva mucho tiempo, me encanta escribirla. Espero que la disfrutéis y que podamos comentar un montón de temas interesantes. ¡No os olvidéis de comentar todo aquello con lo que estéis o no de acuerdo!
Eso sí, antes que nada, empezaré explicando en qué consiste la sección para aquellos que aún no lo sepan. Ya sé que estos párrafos que vienen a continuación son muy repetitivos; el caso es que siempre hay gente nueva que no sabe en qué consiste la sección y me gusta informar de ello. Visto en las redes es una recopilación de todos aquellos tweets que me han parecido interesantes (y a los que he dado retweet) publicados los últimos meses (junio y julio) por diversas personas, y una selección de las reflexiones relacionadas con el mundo literario que he compartido por las diferentes redes sociales. Es decir que... ¡atención, porque podríais salir mencionados en esta entrada!
Me decidí a crear esta sección como excusa para hacer debates porque sé que algunos de vosotros no me seguís en las redes sociales tranquilos, estáis en la lista negra (tanto porque no os interesa como porque no tenéis una cuenta) y pensé que os podría parecer interesante tener una recopilación de esta información. Así, todos los que no tenéis redes podrías estar al tanto y los que me seguís, pero estáis saturados, podríais tener un resumen.
Si hay algo que valoro mucho de Carlos di Urarte son sus consejos sobre escritura. Coincido con sus observaciones sobre el uso de los gerundios, los adverbios terminados en -mente y las expresiones recurrentes; es válido utilizarlos, siempre que no sea en exceso.
Después de darle un par de vueltas a este conflicto de MonikaFeren, yo diría que no es necesario usar un pseudónimo. A mí me gusta cuando un autor no se encasilla y demuestra que puede escribir obras de otros géneros literarios. Si alguien piensa que no se pueden escribir de temas tan diferentes o que quien mucho abarca poco aprieta, es problema suyo. En cuanto a lo de la lista de correo, no creo que sea una desventaja. Si decido seguir la lista de difusión de un autor es porque me interesa todo lo que publica no solo una obra en concreto. No creo que uno tenga que limitarse a su zona de confort; esto puede ser una oportunidad para adentrarte en otro género de la mano de un autor que te gusta. ¿Vosotros qué opináis?
De no ser por Aaron Bady no conocería esta anécdota de Saramago. Resulta que su traductor al inglés, cuando traducía Ensayo sobre la ceguera, estaba tomando una medicación con la que perdía visión y decidió dejar de tomarla, a riesgo de vivir menos, para conservar la vista. Chunguísimo. No suelo leer entrevistas de los autores, así que me pierdo estas cosas. ¿Conocéis alguna otra historia así?
Lo he leído millones de veces y siempre había creído que significaba "acariciarse la barba". No ha sido sino gracias a este comentario de RGR que he descubierto la verdad. ¿Os ha pasado lo mismo?
Comparto el enfado de Omaira_G. Entendería una subida de no o dos euros, pero es que esto es absurdo. ¡Y pensar que hace una década la mayoría costaban 6€! Por supuesto, los sigue habiendo a 9€, pero más que eso me parece un abuso. ¡Si por el precio que tiene un libro de bolsillo ahora, antes podías comprar uno de tapa dura! Esta subida de precios es lo que me incentiva cada vez más a comprar los libros solo de segunda mano.
Esto también me representa. Al igual que Vale Ivs Percy Jackson, cuando era pequeña y decía que me iba a dormir, incluía un rato para leer. Ahora, como vivo en pareja, rara vez leo antes de dormirme, porque charlamos hasta que me da el sueño.
Con tantos libros como hay por leer, las relecturas dan pereza. Sin embargo, como dice Pere Pèries, en una relectura el libro será él mismo, pero tú habrás cambiado y por eso cambiará tu percepción del libro. Eso es lo que a veces me detiene: ¿y si al releer un libro que me había encantado, ya no me atrapa como la primera vez? Al mismo tiempo, no me siento cómoda al recomendar un libro que no he leído recientemente, por lo que sí que hago relecturas de aquellos libros que creo que mi yo actual seguirá valorando positivamente.
Muy de acuerdo con esto que dice Mientrasleo. Es mágico cuando recomiendas algo y a la otra persona le encanta. No es solo la felicidad de haber acertado con la recomendación, sino también el placer que supone revivir una historia que te había gustado a través de los comentarios de los demás. Esto tiene su contraparte: cuando recomiendas algo y a la otra persona le parece una lectura sin más. Es entonces cuando me gustaría recordar mejor la obra para ofrecer mejores contrargumentos y poder hacer un poco de debate.